Según nuestro compromiso de adhesión con el manifiesto de Naciones Unidas declarando el decenio 2001 / 2010 como Decenio de la Paz, nuestra Asociación celebró su 8a Jornada de la Paz en el Congreso de los Diputados (Madrid) como cierre a las actividades desarrolladas en este sentido durante todo el año.
Manifiestos realizados en el Congreso de los Diputados:
El racismo
Cuando la gente ve una persona de color en un callejón oscuro, se asusta. Aunque lo hago el subconsciente. Pero, ¿por qué nos asustamos de un negro y no de un blanco? ¿Qué diferencia hay? Si te hace algo, no importa su color de piel.
Cierto es que muchos inmigrantes vienen a robar, pero hay muchos más que vienen a trabajar. Lo ideal sería que no tuviesen que dejar su país para venir aquí a arriesgarse a que los maten, los dejen en sillas de ruedas o alguna de esas barbaridades. Si presumimos de ser un país moderno, hay que demostrarlo, beberíamos colaborar un poco. Lo mínimo que tenemos que hacer es no estorbarles. Si no queremos ayudar, cada uno es libre, pero por lo menos deberíamos dejarlos hacer su vida. Los habrá buenos, los habrá malos, pero la ley es la misma para ellos que para nosotros. Mientras no se demuestre lo contrario, son inocentes. Si alguno comete algún delito, a la cárcel. Pero nosotros no somos jueces ni fiscales para determinar quién hace el bien y quién hace el mal. Habiendo tantas razas en el mundo, deberíamos aceptarlas. Des-pués de la Segunda Guerra Mundial debería haber quedado lo suficientemente claro para que no pasaran estas cosas. Nadie es superior a nadie, y nadie debería creerse superior a nadie. Que tengamos la piel blanca no dice nada. Si todos somos iguales ante la ley, todos deberíamos ser iguales. Y los que cometen agresiones racistas al grito de “Viva España”, deberían leerse la Constitución Española, porque se ve que no tienen ni idea.
Concepción Sánchez-Cid Torres 3º B
IES Beatriz de Suabia, Sevilla.
Game over
Pero las cosas no siempre habían sido así. Había sido necesario que, durante siglos, generaciones enteras empaparan con su sangre y su dolor los campos de batalla y los de laboreo, se estrujasen las meninges entre las cuatro paredes de un aula o de un laboratorio y ensayaran todas las formas políticas de gobierno posibles. Una vez cumplidas estas condiciones, los gobernantes decretaron el fin de la historia: desde ese momento, todos los días serán domingo; todos los meses, verano. La cosa funcionó durante años, hasta que saltaron las alarmas: las reservas naturales se agotaban. Para rellenar la despensa mundial, una delegación diplomática viajaría al resto de planetas para entablar relaciones diplomáticas y comerciales. Como aquellos mundos estaban más atrasados que el nuestro, se les estafaría con bisutería barata a cambio de riquezas naturales y materias primas. Si las negociaciones fracasaban, se emplearía la dialéctica de la violencia, con bombas, único lenguaje que aquellos salvajes entendían.
Aquel mundo era el mejor de los mundos, y sus dirigentes estaban dispuestos al “todo por el todo” con tal de que siguiese siéndolo. No temían ataques desde el exterior, pues se habían blindado con un escudo a prueba de misiles. Visto desde fuera, aquel planeta recordaba a una caja de caudales flotando en el espacio. Con lo que no contaban era con que un día alguien desde el interior, burlaría los sistemas de seguridad del edifico donde tenía su sede el gobierno mundial, apretando el botón que haría saltar por los aires “la paz” en la que vivían… estaban ante la peor amenaza que pudiesen imaginar: “el terrorismo”. .Nunca se sabría quién lo hizo, pues en lo que dura un pestañeo, aquel planeta duro como el acero, se sumió en un profundo caos… lucharon hermanos contra hermanos, echándose la culpa mutuamente de quien había empezado esa cruel guerra hasta que una de las superpotencias militares apretó el botón rojo y en un abrir y cerrar de ojos el mundo saltó por los aires, deshaciéndose en el espacio como un azucarillo en un vaso de agua…
“¡MISIÓN CUMPLIDA!” “¡PLANETA TIERRA DESTRUIDO!”
¡GAME OVER!
Todo había sido producto de un videojuego, no era real, pero podría serlo, ¿no crees?, por eso debemos luchar juntos, codo con codo, como hermanos por preservar la paz, ya sea entre nosotros o con futuros vecinos de otros mundos…
Charo Reyes Fernández 1º Bachillerato CSN
IES Trassierra, Córdoba.
La guerra: en una guerra sin sentido
Una bala atraviesa el cielo
en una guerra sin sentido
y a un niño le alcanza en el pecho
un proyectil perdido
y con una lágrima en la cara
cae al suelo rendido
no grita, solo llora,
se siente hundido,
ve el fin cerca.
A la muerte ya ha aceptado
no lucha, se resigna
a morir ahí tirado.
Niño, no llores, no sientas pena, pues ahora el cielo te espera.
Te sientes solo, te sientes hundido
pero ahora Dios está contigo.
Un niño ha muerto
en una guerra sin sentido.
IES Beatriz de Suabia, Sevilla.
La paz
Si alguien
busca la paz
yo le digo:
La paz
no está en la noche
ni en el sueño.
(La noche tiene
ortigas
que le hieren la espalda.
Por el sueño
transitan los espectros).
La paz
no está en los lagos
solitarios,
ni en los tupidos
bosques,
donde los vientos
guardan
sus secretos.
No está tampoco
(aunque haya quien
lo diga)
entre las tumbas.
La paz
no está en los muertos.
Ni en las montañas
coronadas de nieve,
ni en los profundos mares.
Ni entre la multitud,
ni en el desierto.
Por la simple razón
de que la paz
no existe:
hay que crearla dentro.
IES Beatriz de Suabia, Sevilla.
Luchemos por la paz
La paz no es algo que podamos lograr sin esfuerzo, es un camino lleno de trabas que hay que superar constantemente. En este nuestro mundo se producen miles de injusticias cada instante, personas sin escrúpulos a las que solo les mueve el dinero, empresas que explotan a millones de niños en países subdesarrollados, en condiciones infrahumanas, sin que las autoridades muestren el más mínimo interés para remediar esta situación. Todo sin dejar de pensar en las bandas terroristas como ETA o Al Qaeda que han sembrado de sangre y dolor la faz de nuestra tierra.
A lo largo de la historia ha habido un gran número de personas que han defendido la paz con la violencia, pero esa no es la forma de conseguirla. Para luchar por ella hay que utilizar la no-violencia. En países donde parece verdaderamente imposible encontrarla, hallamos un grupo de personas con un gran valor; esos son los misioneros. Personas que ponen en peligro sus vidas por el simple hecho de ayudar a los demás, personas a las que deberíamos estar eternamente agradecidos por esa labor tan importante y que todo el mundo no está dispuesto a hacer. También ha habido grandes personas que han defendido la paz de manera ejemplar, ese es el caso de Gandhi con su célebre frase recordada por todos: NO HAY CAMINOS PARA LA PAZ, LA PAZ ES EL CAMINO. Podríamos decir que está bien defender la paz con violencia, pero más noble es defenderla sin causar mal al enemigo.
De la paz podríamos decir mil cosas más, a cada cual más bonita que la anterior, pero yo pienso que solo hay un sitio donde verdaderamente encontramos la paz y es en el corazón de las personas.
Aurelio Bielsa Martín y Joaquín Bernal Martínez 1º A Bachillerato
IES Beatriz de Suabia, Sevilla.
Manifiesto por la Paz
La paz, un término tan deseado como indefinible. Como término aproximado, podría ser la ausencia de la discordia. Ciertamente la paz total es casi inalcanzable ya que nunca podríamos evitar las disputas entre amigos, familiares, conocidos…, pero eso no es lo que buscamos hoy, lo que buscamos hoy es una paz que evite el daño, la muerte, el dolor y la ausencia de nuestros seres queridos.
El día de hoy, en el cual hacemos un manifiesto por la paz, no tendría que ser un día especial, no se tendrían que hacer manifestaciones, ni lemas, ya que la paz y la tranquilidad tendrían que ser parte de nuestro día a día. Nuestros telediarios están plagados de noticias que hablan de guerras y violencia. Raro es el día en el que no sea noticia la guerra de Irak, una nueva muerte por violencia doméstica o una paliza indiscriminada. En el tiempo en que vivimos, que hasta los robots pueden tocar el violín, la paz tendría que ser un derecho con el que estuviéramos acostumbrados a convivir y no una meta que alcanzar.
Personas que viven con miedo, horror y terror que los terroristas implantan en sus corazones con cada atentado que hacen. Niños que crecen sin padre o sin madre porque un ser ( ya que no se le puede calificar de persona) quiso jugar a ser un ser divino y se los arrebató de su lado, atrocidades causadas por la guerra, todo ello quedará grabado en nuestras mentes y forma parte de nuestro presente siendo imposible borrarlo, pero no de nuestro futuro. Por eso y solamente por eso, porque nuestro descendientes no conozcan todo lo atroz que hemos conocido hasta ahora es por lo que debemos luchar, no retroceder un paso ni ceder terreno a sucios chantajes o promesas que caen en sacos rotos. En esta lucha debemos ser firmes y con la fuerza de nuestros corazones, acabar con esta lacra que inunda nuestro tiempo.
Manifiesto por la Paz
La Comunidad Educativa del lES Prof. J. A. Carrillo Salcedo de Morón de la Frontera. Sevilla. Pone de manifiesto:
Que tenemos que levantar la voz y gritar:
- NO a la violencia de cualquier tipo, física y/o psíquica, afirmando que es un atentado contra el derecho a la vida, la seguridad, la dignidad y la libertad de la persona.
- Que NO podemos permanecer indiferentes y en silencio, ante la marginación, la exclusión y por tanto la injusticia.
- Que los medios de comunicación estudien sus programaciones y NO emitan programas de contenido discriminatorio o vejatorio, contra las minorías étnicas, los empobrecidos, la mujer…
- Exigimos que se repase el lenguaje publicitario que encasilla a la mujer.
- Exigimos una educación en igualdad para tener eso, igualdad de oportunidades, entre razas, entre hombres y mujeres, entre españoles e inmigrantes, etc.
- Que la tolerancia y el respeto a la idiosincrasia de cada persona, sea un hecho, en las calles, en las escuelas, en los despachos, en las casas, en las fábricas…
- Que aún siendo diferentes pero iguales en derechos y obligaciones, sepamos ser responsables del otro y de nosotros mismos. Sin poner el Yo por delante de los intereses colectivos y democráticos.
- Que la construcción de la Convivencia entre las personas, en respeto e igualdad, es sólo responsabilidad nuestra, pues la felicidad reside en buscar “más lo que nos une que lo que nos separa”.
Comunidad Educativa
IES Carrillo Salcedo, Morón de la Frontera
Nuestro deseo
Escuchando la palabra “paz” en boca de tantas personas y contemplando las muchas situaciones de violencia, da sensación de impotencia. En el siglo XXI estamos viendo ciudades, pueblos o incluso naciones enfrentadas entre si solo por cuestiones ideológicas o económicas.
Desgraciadamente sabemos que siempre los más afectados por estos desencuentros son los más débiles. Tantas ganas de poder, tanta ansia de fortuna o el simple hecho de ser persona despiadada, están llevando el sufrimiento a muchos seres inocentes.
Tras esta pequeña reflexión sobre los problemas que hay hoy en día, podríamos decir lo típico: “Queremos la paz mundial”. Pero las palabras se las lleva el viento. Hechos es lo que necesitamos y siempre partiendo de pequeños logros diarios.
Desde nuestra clase de 1º de bachillerato queremos:
- Que las personas de color tengan un trabajo digno (y no las explotaciones a las que son sometidos), que desempeñen cargos políticos, que al pasar por la calle nadie se dé la vuelta para mirarlos con recelo.
- Que se admire la valentía de los inmigrantes que viene a un país desconocido sin dinero y con un idioma diferente al suyo para buscar una vida mejor a su familia.
- Queremos también que las mujeres y los niños, que físicamente son los más débiles, no sufran abusos o agresiones por su propia condición
- Que la armonía reine en las familias, que es el germen de la sociedad
- Que la igualdad de oportunidades sea un hecho y no palabras vanas
- Que haya paz verdadera en los cinco continentes porque con que solo haya un lugar en guerra ya no podemos ser plenamente felices
- Que los gobiernos aúnen fuerzas y distribuyan las riquezas para todas las personas.
- Que no perdamos el tiempo en discusiones inútiles y nos ocupemos de lo verdaderamente importante que es la cordialidad entre todos.
- Que los gobernantes intenten hacer ver a las personas que todos somos iguales independientemente de nuestro color, cultura, ideología o posición económica.
- Queremos, por último, que la paz sea una realidad y que el próximo encuentro entre estudiantes de Bachillerato sea para celebrar que la paz se ha conseguido
Nosotros, los de 1º de Bachillerato del lES Murillo nos comprometemos a poner nuestro esfuerzo al servicio de todos aquellos que creen que la paz es posible.
Soñar es algo que todos podemos hacer
¿Has soñado alguna vez con un mundo sin guerras?
Yo sueño todos los días con la PAZ ETERNA.
¿Has soñado alguna vez con un mundo sin pobreza?
Yo sueño todos los días con el reparto de RIQUEZAS.
¿Has soñado alguna vez con el hambre en el mundo?
Yo sueño todos los días con poder comer todos JUNTOS.
¿Has soñado alguna vez con un mundo sin inmigración?
Yo sueño todos los días con un mundo sin DESCALIFICACIÓN.
¿Has soñado alguna vez en un mundo sin torturas?
Yo sueño todos los días con que el hombre no haga LOCURAS.
¿Has soñado alguna vez con un mundo sin explotación infantil?
Yo sueño todos los días con un niño FELIZ.
¿Has soñado alguna vez con un mundo sin maltrato?
Yo sueño todos los días con un mundo sin ASESINATOS.
¿Has soñado alguna vez con un mundo sin esclavitud?
Yo sueño todos los días con un mundo lleno de LUZ.
¿Has soñado alguna vez con un mundo sin racismo?
Yo sueño todos los días con un mundo de IGUALDAD
¿Has soñado alguna vez con un mundo sin consumismo?
Yo sueño todos los días con que tengamos todos LO MISMO.
¿Crees que tus sueños se harán realidad?
Yo creo que vale la pena soñar, que sin soñar no se puede vivir y que si todos soñamos algún día podremos ser
FELICES.
Un encuentro solidario
Un día cualquiera de principios de curso, en la clase de los jueves a última hora en la que nunca apetece hacer nada, Mª Antonia, nuestra profesora nos propone una idea con la que captó toda nuestra atención.
Cuando comenzó a explicar de qué se trataba, nos dimos cuenta de que hablar de la paz es más serio e importante de lo que nosotras pensábamos. Nos dijo que teníamos que ser con nuestro comportamiento diario testimonio de paz. Si así lo hacíamos, iríamos a Madrid con otros compañeros andaluces para representar a nuestra Comunidad autónoma y poner un granito de arena en esta tarea que a veces nos parece imposible de conseguir: que la paz sea una realidad en todo el mundo.
Nos atrajo tanto la idea que nos pusimos serios a trabajar. A partir de ese momento la clase ya no ha sido como antes. El ambiente ha cambiado y eso es lo que queremos: que cambie también la actitud del mundo.
Queremos manifestar nuestro compromiso de ser personas pacíficas, de convivir sin rencores, ayudar al más débil, demostrar con nuestro humilde ejemplo que la paz es posible.
Sabemos que llegará el día 29 de enero y nos iremos a Madrid, recorreremos un largo camino y a pesar de nuestros 17 años intentaremos que nuestras voces se oigan y que aquellos que tienen más fuerza que nosotros se animen a seguir con todas sus fuerzas intentando un mundo mejor sin guerras, sin violencia y con felicidad.
Queremos, para terminar, dar las gracias a todas las personas que están traba-jando tanto por la paz y para conseguir que nos reunamos los jóvenes en este encuen-tro solidario en Madrid.
Manifiestos realizados en el estadio Santiago Bernabeu:
Arte
No hace mucho, un conocido terrorista confesaba su inquietud por que en el País Vasco los jóvenes escuchasen música rock. Dejando aparte su incomprensible sordera, creemos que su miedo estaba justificado. El rock, como otras músicas, es una mezcla de distintas tradiciones culturales, lo que invalida el discurso racista y xenófobo de los violentos. El rock nace, asimismo, como un grito de rebeldía frente a distintas formas de opresión. Finalmente, el rock tiene vocación universal y traspasa las fronteras de la intolerancia.
El totalitarismo siempre ha desconfiado del arte por su potencial subversivo. Los nazis quemaban libros y proscribían a pintores como Kandinsky. Las dictaduras soviéticas coartaron cualquier tentativa de experimentación formal. Aún hoy, en los países sometidos por el integrismo islámico, la música supone tanto una herejía como la segura condena de todo aquél que le preste oídos.
No es extraño: quienes viven recluidos en la prisión de sus dogmas -sean políticos o religiosos- recelan de la individualidad del artista. No hay arte sin libertad, del mismo modo que sin libertad no se produce arte genuino, sino un discurso dócil a los argumentos del poder y del terror.
El arte debe ser, hoy en día, un eficaz antídoto contra la imposición violenta de las verdades absolutas.
En el espacio libre del arte podemos imaginar todos los mundos posibles, incluso aquél en el que nos hubiera gustado vivir. Un mundo en el que los libros no ardan en la hoguera de la censura. Un mundo sin bombas que ahoguen, con su vulgar cacofonía, la canción del poeta. Ese espacio de imaginación y libertad, allí donde experimentamos la alegría de la existencia, es el que jamás podrán robarnos.
Nunca se repetirá bastante el famoso verso de John Keats: “Una obra de arte es un gozo eterno”.
Educación y cultura
Quienes eligen el terror tienen una sola idea.
Nosotros compartimos las nuestras
para depurarlas de falsos principios.
Quienes eligen el terror nos reclaman que seamos como ellos.
Nosotros somos como somos,
y cada uno es un individuo irreductible.
Quienes eligen el terror prometen falsos paraísos.
Nosotros, en espera del nuestro,
preferimos hacer de este mundo
un modesto y habitable jardín.
Quienes eligen el terror nos adoctrinan.
Nosotros educamos.
Quienes eligen el terror siempre leen el mismo libro,
cuyas páginas amarillean.
Nosotros recorremos el laberinto gozoso de la Biblioteca de Babel.
Quienes eligen el terror imponen a los niños la respuesta.
Nosotros proponemos las preguntas.
Quienes eligen el terror utilizan a los hombres
como instrumentos para alcanzar un fin.
Nosotros somos múltiples fines que se complementan.
Quienes eligen el terror han hecho de la muerte su maestro.
Nosotros aprendemos de la vida.
Quienes eligen el terror ya han elegido.
Nosotros
seguimos aún
en el camino.
Deporte
Albert Camus, el filósofo y escritor francés, dijo: “Todo cuanto sé con mayor certeza sobre la moral y las obligaciones de los hombres se lo debo al fútbol”. Había sido portero en su juventud, y se refería a que el sentido del deber que se aprende en un vestuario sirve para forjar la personalidad y prepara para la vida. El trabajo en equipo, el esfuerzo, la aceptación de la derrota y el placer de la victoria lograda en buena lid.
Años más tarde, el propio Camus trató el problema del terrorismo en su obra “Los justos”. Allí, se nos recordaba que ningún fin justifica los medios, y que el sacrificio de vidas humanas no hace más que anunciar nuevas formas de despotismo. ¿Qué habría pensado de los terroristas modernos que atentan, no contra dictaduras crueles, sino contra sociedades abiertas y democráticas? Posiblemente, le habrían escandalizado tanto la atrocidad de los medios como la injusta naturaleza de los fines.
Aquel joven guardameta llegó a ser Premio Nobel. Sus sólidas convicciones morales y humanitarias las reforzaron el olor del linimento, la hierba recién cortada y el miedo del portero ante el penalti.
Convendría recordar lo que de superación personal tiene el deporte. Tanto que, con su ejercicio, podemos comprender cómo el fanático no es sino un pobre idiota incapaz de aceptar las reglas más elementales.
Porque quizá la vida, como el fútbol, también sea un juego, sí.
Pero un juego muy serio.
Sociedad civil
A menudo se atribuye a Bertolt Brecht un breve poema que entre todos hemos convertido en un pequeño credo de la conciencia civil. Su verdadero autor, sin embargo, es Martin Niemöller, prisionero durante la Segunda Guerra Mundial en el campo de concentración de Dachau. Recordémoslo:
“Primero vinieron por los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí, pero para entonces ya no quedaba nadie que dijera nada.”
Si estas palabras tienen vigencia es porque aún hoy las víctimas del terror y de la injusticia esperan de sus semejantes que “digan algo”. Para eso estamos aquí hoy: para expresar nuestro apoyo a quienes han sufrido y sufren las consecuencias de la barbarie. Pero también para hacernos dignos de nuestra condición de ciudadanos, sean cuales sean nuestras ideas, credos o circunstancias. En ocasiones, las instituciones y sus gobernantes podrán mantener un silencio que se confunda peligrosamente con el olvido. Nosotros, en cambio, no olvidamos. No olvidamos a las víctimas de ETA. No olvidamos a las víctimas del 11-M. No olvidamos que nosotros somos las víctimas.
Todos nosotros.
Pues no hay nada que nos distinga de ellas y nos permita respirar tranquilos en la comodidad de nuestras casas. Las víctimas son quienes mejor representan el coraje de la ciudadanía anónima. Y son como nosotros. Son nosotros.
Digamos algo. Aquí, ahora, mañana y en cualquier parte. Llenemos con palabras de consuelo y esperanza ese silencio aflictivo que es vecino inseparable de la muerte.
Los asesinos se desangran por las costuras del verbo pronunciado.
Hablemos, pues.
El deporte
Todos los que hacemos deporte sabemos que el deporte es algo muy serio. Si no entrenas todos los días, no consigues superarte. Si no apoyas a tus compañeros en el terreno de juego, tu equipo no gana. Si no respetas a tus rivales, acabas perdiéndote el respeto a tí mismo. Si no respetas al público, el público no te respetará. Si no te conformas cuando pierdes, no sabrás conformarte cuando ganas. El deporte es una escuela de vida: aprendes a vencer tus limitaciones, y conocerlas; aprendes a reconocer el mérito de los que son mejores que tú; aprendes a conocer a las personas, porque hacer deporte exige convivir con muchas personas, a veces en situaciones difíciles; y, sobre todo, aprendes a conocerte y a valorarte a ti mismo. Sin amor al deporte, a cualquier sociedad le faltaría algo muy importante.
En Escuela Cultura de Paz queremos llevar los verdaderos valores del deporte allí donde la falta de oportunidades y la marginación estropea muchas vidas. Para salir de la marginación es necesario sentirse fuerte como persona, querer mejorar como persona. Es verdad que haciendo deporte no se sale de la marginación social, pero es el primer paso, un primer paso fundamental. Querer es poder.
Estamos en el Santiago Bernabeu. Aquí se han jugado muchos partidazos y se han ganado muchos trofeos. Pero el Real Madrid no sería lo que es, ni el Sevilla tampoco, ni el Betis, si sus jugadores no hubieran empezado como empezaron. De la nada, muchos de ellos sin otra cosa que la ilusión y el espíritu de sacrificio. Detrás de cada jugador hay una vida de esfuerzo y de dedicación. Más que las victorias y los trofeos, el deporte es eso. Esfuerzo, trabajo, ganas de superarte. Y por eso es algo tan serio.
Muchas veces se ha dicho que a los jóvenes españoles no les interesa la política. Es verdad. Pero esto no es culpa de los jóvenes, sino de la esa política en la que todos pensamos cuando alguien dice “¡ya están hablando de política!”. Sí que nos interesa la política cuando los políticos se ocupan de las personas, de sus problemas, de los problemas que las personas tienen cada día. Cuando leemos la Constitución Española en el Instituto pensamos “esto se cumple, esto no se cumple”. Se cumplen algunos derechos, como el derecho a decir lo que uno piensa. Pero no se cumplen otros, como el derecho a la vivienda. Y si algunos de estos derechos no se cumplen en España, que es una democracia, en otros países no se cumple ninguno o casi ninguno. En España queremos que se cumplan nuestros derechos, pero en otros países nos gustaría que la gente tuviera los mismos derechos que nosotros, derechos democráticos, derechos humanos. Nos gustaría que se dedicara más dinero a la cooperación, a la solidaridad con los países pobres, a evitar que la gente como nosotros se siga muriendo de hambre, o de SIDA, o por causa de guerras que ellos ni nosotros entienden. Con el proyecto Escuela Cultura de Paz intentamos ayudar a evitar conflictos, a superar la marginación social, que es una injusticia, a convivir con personas de otras culturas y de otros países. Lo que hacemos procuramos hacerlo bien, pero todavía es muy poco porque tenemos muy poco poder. A los que más pueden, a nuestros representantes políticos, hay que exigirles más esfuerzo. Porque pueden hacer mucho más que nosotros, y mejor. Querer es poder. Y si quieren, tendrán a los jóvenes de su lado. Seguro que entonces nadie dirá que los jóvenes pasan de la política. Porque de eso se trata, de hacer política para la gente, de hacer política de verdad.
La verdad es que delante de las personas que han sido víctimas del terrorismo nos sabemos qué decir. ¿Qué se le puede decir a alguien a quien le han matado fríamente un hermano, un hijo, o un padre? ¿Qué se puede decir que no parezca absurdo? No sabemos qué decir pero sí sabemos qué sentir. Y sentimos rabia, impotencia, sentimos angustia porque cualquiera de nosotros podría ser cualquiera de vosotros. No entendemos ni entenderemos el terrorismo porque no entendemos ni entenderemos que nadie pueda disponer de la vida de nadie quitándosela, destrozándosela. El terrorismo no tiene otra causa que la muerte. El terrorismo no nos quiere ni vivos ni libres. La política de los terroristas consiste en matarnos a todos, si pueden y si los dejamos. Contra los terroristas sólo cabe no escucharlos, no darles la razón en nada, no seguirles la corriente, no dejarles que nos impongan sus condiciones. A los terroristas hay que imponerles nuestras condiciones, que son dos: que nos dejen vivir en paz y que nos dejen vivir en libertad. Paz y libertad, nada más y nada menos. No importa que no lo entiendan. Lo importante es que nosotros, todos nosotros, los que amamos la vida y la libertad, los que amamos la democracia de verdad, lo entendamos. Lo importante es que no nos rindamos nunca y que nos queden siempre fuerzas para gritarles a esos asesinos, a esos criminales: ¡Viva la libertad!
Manifiestos realizados en el monumento a las víctimas del 11M en Atocha
Ayer soñé con un mundo destruido por el cambio de los climas, por gente que no le importaba y lo contaminaba. Ayer soñé con personas que dormían en la calle, que no tenían con qué alimentarse mientras otros se mataban por tener más gasolina. Ayer soñé con un mundo destruido por los humanos, con mujeres maltratadas y asesinadas, que nosotros lo veíamos y no hacíamos nada. Ayer soñé con niños y mayores que recorrían kilómetros por beber algo de agua. Ayer soñé con personas de otras razas que se la jugaban cruzando el Estrecho o subiendo una valla los mataban, y ellos sólo querían una vida más digna. Ayer soñé con personas esclavizadas, que tan sólo al hacer algo mal los mataban. Ayer soñé con niños pequeños sin escuela que los acosaban, que había gente que con ellos se excitaba y luego la vida les destrozaban. Ayer soñé con parejas que por celos se pegaban e incluso se mataban, y en muchos casos la justicia no hace nada. Ayer soñé con personas que se morían por no tener dinero para pagar una operación cuando hay gentes que se quedan satisfechas porque les regalan su transformación de sexo…
Quise despertar de ese sueño pero me di cuenta que ese sueño no era sueño, era la vida. Me daba miedo. Nadie hacemos nada para cambiarlo… no queremos ver lo que está pasando, pero pasa. Sabemos muy bien que la gente por dinero mata, que los maltratos, esclavizaciones y acosos ya están en nuestra vida cotidiana. Hay personas que prometen, hay personas que discuten, pero nunca hacemos nada. Solo deseo que un día no muy lejano, nuestro pensamiento cambie, y todos empecemos a actuar. Más vale tarde que nunca, todavía estamos a tiempo de que esa realidad cambie a mejor… el futuro está en el presente de cada uno de nosotros.
IES Beatriz de Suabia, Sevilla.
Denuncia al mundo
— Maltrato:
Si por cada puño saliera una flor, campos enteros habría de colores.
Si se juntasen las lágrimas, lagos inmensos en los que soñar se formarían.
Si por cada grito se rompe un vaso, caminaríamos sobre cristal fino.
Falta la gota que colma el vaso, otra muerte, otro fracaso, otro puñetazo.
Cada minuto es una vida, un poco menos de alegría.
Una herida de arma blanca, una mujer que se defiende pero ya no tiene alma.
Ella está encantada, se ve la pena en su mirar, no es un cuento de hadas, es la realidad que golpea en la cara.
Atrapada en la casa, solo mira por la ventana el cielo azul en el que flota libre como tú.
— Inmigración:
En la noche que zarparon, la luna estaba llena y por cada deseo que pedían brillaba más.
El mar reflejaba sus caras y sus esperanzas viajaban en una botella de vidrio.
Se desata la amargura dentro de la madera por una tormenta helada, el silencio cubre todo menos la hermosura del mar bravío, el que hunde su navío, su ilusión. En las fauces de Neptuno su esperanza cayó, pero la derrota no ha llegado, créeme y llega a tierra y pisa fuerte. Si la muerte está delante, mírala y no te gires, porque tú decides quién decide.
— Armas:
Sabéis que cada minuto muere como mínimo una persona por un arma de fuego.
Sabéis que si añadimos las muertes por arma blanca, la vida se queda solo en una carta.
Sueño que las balas son de arena, pero no deciden nuestro tiempo aquí en la Tierra.
¿Dónde estás?
¿Dónde te has ido?
Porque te busco a cada instante.
Instante… eso duras, un instante…
Un instante en la mente del malherido,
un instante…
Despliega tus alas y vuelve a tu casa
vuelve del exilio.
Ansiada paz, abanica con tu vuelo
mi alma, nuestra alma…
Dame tan solo una esperanza,
ansiada paz. Regresa del olvido a tu hogar,
vuelve un instante a la mente del malherido
vuelve un instante.
IES Trassierra, Córdoba
La paz es el camino, ¡juntos podemos!
Siempre estaréis con nosotros en el recuerdo.
Con vosotros se ha muerto algo de nosotros mismos.
Tenemos muchísimas razones para sentirnos vacíos, para sentirnos tristes, para sentirnos indignados, para sentirnos con un dolor inmenso,.. .pero también muchas razones para vivir, para luchar, para entregarnos a vuestra pérdida, para sentirnos cerca de vosotros, para ayudar a vuestras familias, a los heridos y a los que han quedado discapacitados.
Nuestra pena, nuestra indignación, nuestra repulsa, nuestra rabia, nuestra impotencia nunca será callada. Nunca nos mostraremos débiles a la infamia y a la barbarie terrorista, uniremos nuestros esfuerzos y lucharemos, lucharemos por un mundo en paz, por un mundo en libertad, por un mundo justo y con unos ideales democráticos que nos lleven a una convivencia cada día mejor.
Hoy, queremos seguir recordando a todas aquellas personas “caídas”, sabemos que estáis viéndonos y que confiáis en nuestra fuerza y en nuestra lucha contra el mal.
Ningún violento, ningún terrorista nos hará callar. Sólo tenemos un arma, nuestras manos pacíficas, limpias, justas y blancas para luchar contra ellos.., pero les venceremos y les derrotaremos.
Nuestros corazones siguen tristes, siguen dolidos, siguen manchados de negro porque ya nadie, a ningún español, nos podrá borrar todas esas fechas grabadas con letras negras en cada uno de nuestros corazones.
Andaluces, catalanes, vascos, gallegos, asturianos, murcianos, valencianos, castellanos, extremeños, madrileños. . . ,España entera, todos estamos unidos .. . todos hemos sufrido,. . . todos hemos llorado y padecido, . . . todos hemos derramado lágrimas de dolor y de pena… Pero toda nuestra fuerza podrá con la barbarie.
La llama de la paz, de la vida, de la justicia y de la libertad, nadie, ningún terrorista, ninguna alimaña, ningún desalmado, ninguna basura, podrá apagarla.
Y recordad: allá, en ese rincón desde donde nos estáis viendo.. .los jóvenes estamos con vosotros, no os olvidamos!, y lucharemos, porque…
LA PAZ ES EL CAMINO, ¡JUNTOS PODEMOS!
IES Mediterráneo, La Línea de la Concepción, Cádiz.
La paz: ¿un sueño?
Blanca volvía del instituto, después de una dura mañana, cansada pero despierta. Todas las clases habían transcurrido con normalidad excepto la clase de Historia. Ese día habían venido a dar una charla sobre la no-violencia.
Hasta ahora todas las manifestaciones de violencia que conocía eran las guerras que estudiaba en los libros o veía en las películas del oeste. También recordaba que Paloma la orientadora del centro les había puesto ejemplos de violencia más próxima: casos de maltrato a las mujeres y de acoso escolar.
Al llegar a su casa, la madre de Blanca le abre la puerta y le pregunta sobre sus clases. Blanca no responde. Entra y suelta la mochila. Sigue ensimismada cuando se sienta a comer. El aparato de TV está enchufado. Es la hora de las Noticias a las tres. El locutor está leyendo los titulares: ”Cincuenta muertos por la explosión de una bomba que llevaba adosada un terrorista suicida en Bagdad; Una niña de cinco años ha desaparecido en Huelva tras ir a comprar chuches cerca de su casa; En Alicante una mujer de 30 años ha sido apuñalada por su marido y luego éste se ha entregado a la policía; en Nigeria las deferencias salariales son de uno a setenta; Le roban a una anciana los 500 euros de su pensión al salir de cobrarlos en el banco; Unicef denuncia que más de medio millón de niños menores de catorce años trabajan en el mundo; La guerrilla colombiana de las FAR han declarado que no piensan liberar a ninguna persona retenida mientras el gobierno no libere 500 presos… “Blanca se sintió abrumada por la noticias, apagó el televisor antes de ver las primeras imágenes y el desarrollo de las mismas. Se recostó en un sillón y su gata se acurrucó a su lado. El leve ronroneo ayudó a la joven a adormecerse. Ambas quedaron profundamente dormidas.
Blanca sale del instituto con su amiga Clara. Acaban de asistir a la conmemoración de los veinticinco años de la última guerra en África donde las Naciones Unidas habían ayudado a crear una federación de naciones que se correspondían con las diferentes etnias, superando la falsas fronteras que establecieron los países coloniales. Se sientan en un banco del parque cercano a sus casas. Están rodeadas de niños que salen del colegio y otros que juegan a la pelota con sus padres. En el banco del lado izquierdo ven a un matrimonio que todo son caricias y buenas palabras, ajenos a los ojos de los otros. Blanca puede leer los titulares del periódico que está leyendo una anciana en el banco situado frente al suyo:”Se ha suprimido el Premio Nobel de la Paz tras veinte años sin candidaturas; En el “único” mundo las deferencias salariales no superan los tres puntos; Entrevista al último condenado a muerte ante de la abolición de la pena en el mundo… “. Blanca y Clara abren una bolsa de palomitas mientras un aire suave y limpio acaricia sus rostros.
El estruendo de una moto que pasa por la calle despertó a Blanca y a su gata que dieron un salto. Su hermano abrió la puerta en ese instante y al ver la cara con gesto de confusión le preguntó si había tenido un mal sueño. Blanca movió la cabeza en señal de negación y le contó que había soñado con un mundo lleno de felicidad, lleno de paz donde había desparecido todo tipo de violencia y de guerra. Él le dijo que bajara de las nubes, pues en el mundo actual la paz queda reducida a simples símbolos: la paloma, las manos blancas.. .Esta se quedó callada y tras unos segundos de meditación le contestó muy decidida que ojalá todo el mundo tuviera el mismo sueño y así las personas que con sus actos no contribuyen a crear un mundo en paz tomarían conciencia, todo cambiaría y entonces podríamos hablar de una paz real y no de una paz virtual.
IES Trassierra, Córdoba
Lavarse las manos
Al lavarnos las manos cuando terminarnos de comer, nos da sensación de frescor, de alivio, de bienestar.
Pero lavarse las manos en determinadas circunstancias, la sensación que nos trasmite es cobardía e inhibición cuando para otras personas es dolor, sufrimiento, agresión, maltrato…
Lavarse las manos ante un acto de violencia de género es seguir induciendo a que existan más personas víctimas del maltrato.
Lavarse las manos ante una agresión a personas de otras etnias es favorecer que sigan sufriendo millones de personas que tienen derecho a vivir una vida plena, como cualquier otra independientemente de su color.
Lavarse las manos ante un acto de explotación y maltrato infantil nos hace cómplices del sufrimiento de la infancia de esos niños.
Lavarse las manos ante un acto terrorista es encubrir y apoyar el terror.
Lavarse las manos permitiendo que los países más pobre pasen necesidades es engordar la lista de las malas personas.
Lavarse las manos ante un acto de agresión sexual es anular los derechos que tiene todo ser humano.
Lavarse las manos cuando una persona arremete a otra aunque solo sea de palabra es hacer un mundo más violento y menos feliz.
LAVEMOS NUESTRAS MANOS PARA QUITARNOS TODO AQUELLO QUE NO SEA CONDUCENTE A BUSCAR UN MUNDO MEJOR PARA TODOS, INDEPENDIENTEMENTE DE SU COLOR, CREENCIAS O PAÍS
lES Murillo, Sevilla